14 de diciembre de 2009

silencios

silencios... curiosos los silencios o nuestra relación con ellos... hay días de silencios que nos envuelven como mantas en invierno... silencios buscados, silencios que esperamos, que entrevemos entre los ruidos... del día, entre nuestras rutinas hechas de teléfonos sonando, coches en la calle y la radio puesta entres donde entres, sea la hora que sea... ese silencio buscado, artificial en medio del caos... silencio de ojos cerrados, o de letras impresas que nos regalamos...
hay días de silencios odiados... cuando necesitamos respuestas, cuando buscamos las palabras que no llegan... cuando intuimos reproches en los silencios que no queremos, cuando a traves del ruido sentimos el silencio de esas palabras que queremos y no tenemos... silencios en medio del ruido de la tele o de nuestra propia voz que tararea canciones para intentar ocultar los silencios...
o silencios rotos... cuando no queremos las palabras que nos llegan, por inoportunas, por ser las palabras equivocadas... por no ser las que nosotros queremos...
silencios... en medio de la vida que parece no callar un momento...
***

2 comentarios:

  1. para mí los más duros son los silencios que no te esperas y que no sabes como interpretar... no sabes que bien entiendo esa sensación... la de no recibir respuestas, o al menos no las que tú esperas.
    a veces los silencios son malinterpretados, pero no por ello menos dolorosos...
    las palabras equivocadas pueden hacer más daño que un silencio... porque en un silencio siempre cabe el beneficio de la duda...
    sería genial que no hicieran falta palabras para entenderse, así los silencios formarían parte de la normalidad. no se clavarían como a veces se clavan...
    a veces anhelamos palabras que nunca llegan, y cuesta asumir que nunca llegarán... a veces los hechos hablan por sí solos... pero seguimos necesitando palabras que los avalen...
    muchos besos cielo!

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  2. A mi me encantan los silencios confortables con algnas personas. Es que a veces las palabras son tan poco certeras y pueden usarse como si fueran armas tremendas. Luego está, las que nos gustaía escuchar y nunca pronuncian o peor aún, las más hirientes, aquellas que no se quieren o necesitan escuchar porque matan...Por eso amo tanto el silencio casi siempre.Me parece que tú describes todos ellos de una forma increíblemente acertada y bonita. Un abrazo silencioso para ti, nanilla

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